Un vecino de Logroño se encontró ayer esta señal caída en su paseo matutino por el parque del Ebro y alrededores. «Es una pena que se cuide tan poco el material urbano, pero por lo menos alguien se le ha ocurrido colocarlo bien para que la gente que no conozca el sendero no se pierda», explica Diego Soba.
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