«Estamos a 17 de enero (fecha en la que fueron tomadas las fotografías) y a 54 grados…», dice un lector que añade con ironía: «¡Vaya con el cambio climático y el calentamiento global!». Al margen de que no tenga dudas de que esos cambios son una realidad, el funcionamiento de ese termómetro de Logroño deja, lógicamente, bastante que desear.
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