«Este magnolio, que plantarlo supuso un coste para todos los logroñeses, hoy presenta este estado calamitoso porque el ayuntamiento no lo está protegiendo lo suficiente», dice un lector. «Está en Logroño, en María Teresa Gil de Gárate desde el 2006, y le falta poco para morir por agresiones, contaminación por cemento y falta de protección», termina.
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