El tiempo avanza a velocidad de vértigo y nadie queda libre a su paso. Que se lo pregunten al Papá Noel que ayer estaba abandonado a su suerte, con aire melancólico, junto a un contenedor de basura en la logroñesa calle Pino y Amorena. Su momento ya ha quedado atrás y ahora llega el turno de los Reyes Magos. ¡Pobre Santa Claus!
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