Escribe un lector de la calle Pasadera de Logroño (barrio de Cascajos) para quejarse de los que se encuentra «día a día» junto a su portal: orina de perros. Por ese motivo, no duda en lanzar una pregunta al aire. «¿Por qué no lo ponen en la puerta de su casa?», dice al tiempo que también se cuestiona cuánto le cuesta a cada logroñés limpiarlo.
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