«Antes que cambiar el nombre de las calles en Logroño, mejor arreglarlas», dice el autor de esta foto. «Éstas son las trampas que tenemos todos los días, las baldosas sueltas. El problema se agudiza más con la lluvia. Pisas una y, si en el mejor de los casos no te tuerces el tobillo, lo que es seguro es que te va a saltar agua sucia que puede llegar hasta por encima de la cintura si te engancha bien», apunta. «El agua -detalla- se acumula debajo de las baldosas y esto te puede pasar después incluso de días sin llover. Hay que hacer algo con estas ‘minas anti personas»’», concluye.
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