«Después de todo un día (el de Jueves Santo) viajando en transporte público y usando baños, en general limpios, llegué a la nueva estación de autobuses de Logroño y vi que de cinco inodoros, tres estaban fuera de uso y los otros dos en este estado», explica. «El vestíbulo y el espacio cubierto exterior, en el mismo estado de dejadez. Es una vergüenza», concluye.
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