Escribe un lector desde Logroño para apelar al civismo de los dueños de perros en una zona concreta de la capital, la calle Oeste: «No tienen la culpa los perros, sino los dueños; la tienen los que esperan a última hora a sacarlos, los pobres no se aguantan y les permiten hacer sus necesidades en cualquier parte, menos donde les afecta a ellos».
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