Un ciudadano quiere mostrar «el estado en el que dejan los perros el parque interior de Montesoria, en Logroño». Nos enseña la hierba y explica que, en «la mayoría de los casos, los llevan sin la correa todo el día incumpliendo, sus dueños y a sabiendas, las ordenanzas municipales. Gracias a estos comportamientos, esto se ha convertido en una pocilga», termina
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UNA RESPUESTA (25-I): Un lector nos hace llegar el siguiente comentario a esta denuncia:
“Vaya por delante que yo no voy con ningún perro a ese parque. Sinceramente, no soy consciente de dónde está. Soy un dueño de perro que habitualmente utiliza jardines. El que más, el de mi propia casa ya que tengo jardín propio. Como soy yo quien cuido el perro y el césped me parece oportuno hacer las siguientes puntualizaciones.
El denunciante está mezclando varias situaciones diferentes:
1) El que los perros estén atados o sueltos está regulado por la Ordenanza de Tenencia de Animales, tanto en horarios (que cambian a lo largo del año) como en ubicaciones. Poco hay que decir a este respecto.
2) Efectivamente, ese suelo presenta un aspecto deficiente ya que se ha pisado tras un periodo de lluvia.
3) El suelo lo pueden pisar (de hecho lo pisan) los perros sueltos, los perros atados, los niños, los ancianos, los que van a la compra… Y todos ciudadanos tenemos el derecho a hacerlo, acompañados o no de nuestros perros o hijos de los que somos responsables, ya que pagamos nuestros tributos.
4) Cuando llueve, las huellas que quedan fundamentalmente grabadas en el suelo son las de los perros. Es lógico, no utilizan calzado que reparta el peso en su suela.
5) Ese suelo tiene aspecto de drenar deficiéntemente, lo cual debiera ser subsanado por el Ayuntamiento o la empresa concesionaria del cuidado de las zonas verdes. Fundamentalmente, ¡un escariado le iría muy bien!.
6) Las variedades de césped (son muchas) que utilizamos en nuestra zona, pierden follaje y color en invierno. En ese jardín y en todos los de nuestra comarca. Llegará la primavera (y sobre todo el verano) y brotará con fuerza.
7) Las uñas de los perros ayudan a realizar un escariado natural del suelo: airean el humus y arrastran las briznas secas para evitar su podredumbre. Los zapatos que usamos los humanos, por desgracia, no, ya que apelmazan el terreno impidiendo la aireación.
8) Es un pequeño detalle, pero es lo que más me llama la atención de la foto, ya que es lo único que se podía haber evitado fácilmente: hay un envoltorio de caramelo en el suelo. No creo que sea debido a los perros, pero tampoco voy a pedir que impidan comerlos a los niños (sí, también yo soy padre). Es cuestión de ser todos algo más tolerantes que creo que nos falta.
Querido amigo, mire un poco más al cielo en estos días de sol y no se preocupe tanto del suelo. Yo lo veo bastante normal para la época del año en que estamos si es que es una zona de uso común”.
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OTRA RESPUESTA (26-i): Hay contestación por parte de un tercer lector:
“Creo que el denunciante no ha mezclado situaciones. Lo que indica, que es que la mayoría de los propietarios (si, la inmensa mayoría) no respeta las ordenanzas municipales, ES UN HECHO, que se puede constatar en un simple paseo de día por CUALQUIERA DE LOS PARQUES DE LA CIUDAD. Los horarios durante los cuales los perros deben ir atados es algo que parece solo conocemos, que curiosidad, quienes no tenemos perro.
Un perro cuando va atado, sobre todo uno de gran tamaño, al no correr y saltar de la misma forma que lo hace cuando va suelto, no puede ocasionar los mismos destrozos que si pasea al lado de su dueño, y si se respetaran por los dueños los horarios en los que debe ir atado, que es la mayor parte del tiempo, muchos jardines de la ciudad presentarían otro aspecto.
El suelo, público como es, en efecto lo puede pisar cualquiera, pero, ¿los que van a la compra, los niños, los ancianos (sobre todo estos últimos) pisan en estos días ese tipo de suelo frío, húmedo y lleno de barro de la foto? ¿de verdad lo cree?
No le echemos la culpa al Ayuntamiento solo por el estado de jardín, sino por la falta de vigilancia de estos parques. Otro gallo nos cantaría.
Y esto, no se soluciona “mirando al cielo estos días de sol”, sino animando a los dueños de perros a respetar a los demás y a cumplir con la normativa, llevándolos atados cuando toca y cumpliendo los horarios establecidos para ello. Esto si sería demostrar tolerancia y respeto por los demás”.
¿Tienes algo que aportar sobre la denuncia?: