«¿Quién va a venir a vivir a esta calle?», lamenta un lector. «Lo que no mejora empeora. Hay suciedad, música que hace imposible el descanso, mesas y sillas colocadas sin posibilidad de acceso a los residentes a sus viviendas. Sin bancos, sin papeleras… sin nada. Una auténtica pesadilla». Y sugiere que primero solucionen el control de residuos, «como en otras ciudades».
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