«Lo que se arrojó en este alcorque es agua con detergente y supongo que, por el olor, también contenía lejía», dice un lector. «Es en la calle Huesca, a la altura del número 38», apunta. «No sé si es por vagancia o porque se piensa que se hace algún bien al árbol. Acaban secándose y muriendo», asegura. «En esa calle se secan muchos, un poco de cuidado», termina.
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