«Estamos sufriendo los olores inhumanos y las heces de muchos gatos», lamenta una vecina de la calle Cucharón, en Murillo de Río Leza. Explica que no pueden abrir las ventanas por el olor y tienen que tener cuidado cuando sus hijos salen a la calle. «Todos estos gatos pertenecen a una misma vecina, la cual les echa de comer y beber en la calle», denuncia.
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