Las imágenes muestran los enormes charcos que se forman en las calles Diego de Velázquez y Tirso de Molina cada vez que llueve. En la primera, «hay un desagüe pero está atascado y nadie la limpia», indica un lector. La segunda se forma junto a la parada del autobús. La alcantarilla, «por la inclinación de la calle Piqueras es insuficiente para tragar toda el agua» que llega a «entrar hasta los garajes».
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