Con las tormentas y las hojas, esta imagen de la pasarela del Ebro en Logroño se ha repetido en las calles. «Con la niebla y la lluvias se convierte en una pista de patinaje», dice un lector. «Menos calles abiertas y procurar que a quien nos gusta andar no tengamos que aprender a patinar. Da asco ver Logroño así, es un peligro», termina.
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