Un lector quiere demostrar que los gatos también manchan. Dice que en Alberite «existe una persecución a los dueños de los perros», se refiere a que se echa la culpa de la suciedad a sus mascotas, y pregunta: «¿Quién se preocupa de las colonias de gatos sueltos por el pueblo y en crecimiento?». La sorpresa «diaria en el frontón» es de un gato.
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