«¡Que viva el civismo». Es el comentario con una buena taza de sarcasmo que hacer un lector sobre el conductor del vehículo de la image. Sin pudor alguno, decidió poner su coche a la sombra. Eso sí, a costa de dejar sin acera a los peatones que pasaban en ese momento por la confluencia de la calle Carretil con Portillejo.
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