Ahora que el verano se acerca (ay) a sus últimos días, igual sería cuestión de, para el año que viene, pensar en cómo aliviar a los pobres visitantes de las piscinas de Varea. Y es que, como nos dice un lector, «las piscinas no tienen nada de sombra». Es de esperar que cuando crezcan esos arbolitos algo haya, pero hasta entonces…
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